Caracas.- David Peralta puso fin a una cadena de 14 encuentros sin sacar la bola y el martes por la noche se llevó la cerca para apuntarse su segundo jonrón de la temporada y el número 100 de su carrera, en el triunfo de los D-backs de Arizona 5-3 contra los Dodgers de Los Ángeles, en el Chase Field.

Peralta, que se convirtió en el venezolano número 32 en alcanzar la cifra en la historia de las Grandes Ligas, decidió el encuentro con su estacazo de vuelta completa que encontró en la inicial Cooper Hummel, por boleto, ante el relevista Brusdar Graterol.

El jardinero de los D-backs, que batea a la zurda, pescó una slider de su compatriota a 86,1 millas por hora, que viajó 433 pies desde el plato -a una velocidad de salida de 104,3 mph- hasta aterrizar más allá de la pared entre los jardines central y derecho.

Peralta había hecho ajustes en el swing durante el receso de temporada, con la ayuda de su colega Michael Brantley, quien juega para los Astros de Houston, pero hasta esta semana, no había visto los frutos de ese trabajo.

“Esto es nuevo para ti”, recordó Peralta sobre lo que dijo Brantley, de acuerdo con el reporte de Steve Gilbert para MLB.com. “Habrá altibajos, pero tienes que seguir confiando y trabajando. Habrá ocasiones en las que todo irá muy bien, pero ese no siempre será el caso. Si tienes un juego malo, no entres en pánico”.

Un día antes, en la derrota del lunes ante los Dodgers 4-0, Peralta le conectó un sencillo a Walker Buehler en la novena entrada, con dos outs. El derecho había dominado a placer a los desérticos y terminó apuntándose un blanqueo, pero el criollo lució en su última vez al bate.

Según el mánager de Arizona, Torey Lovullo, fue un buen síntoma para Peralta, que está en medio de un lento inicio de campaña.

“Creo que su turno de ayer fue muy bueno”, comentó el piloto después del desafío del martes. “Alcanzó base con dos outs. Mantuvo su intensidad durante todo el turno”.

Peralta logró trasladar esa aproximación en el plato ante Buehler logró trasladarla al enfrentamiento contra Graterol.

“Para ser honesto, sólo quería bajarle el ritmo al juego. Respirar”, apuntó Peralta. “No estaba buscando nada en específico. Sólo hacer buen contacto”.

El contacto fue tan bueno, que terminó en un bambinazo y uno que siempre recordará en su carrera en las Mayores.